Aunque no tenemos constancia del momento en el que la música aparece como tal en nuestra historia, lo que sí parece evidente es que empezó antes que el lenguaje y la pintura, y que llegó para quedarse.
Probablemente la primera música consciente empezó al chocar dos piedras, o dando palmas o golpes con los pies, y a partir de ahí ha ido evolucionando, pasando por distintas etapas hasta lo que conocemos actualmente.
¿Hay ciencia detrás de la música? (Fuente: malpalencia) |
En la novela El fin de la infancia, la curiosidad por la música lleva a unos alienígenas a descender a la Tierra, ya que ellos carecen de ésta y no entienden cómo algo tan absurdo puede ocupar tanto tiempo a toda una especie. En la vida real son muy pocos los humanos que no sienten la música, y es cierto que sin ella seríamos muy distintos. Pero, ¿Hay ciencia detrás de la música?
Sí la hay, y de hecho aquí encontramos muchas ciencias distintas. Empezando por la creación del instrumento en sí, pasando por las distintas técnicas de afinación y concluyendo en la armonía, base de lo que escuchamos. La música está compuesta por cuatro grandes pilares: la melodía, el ritmo, el timbre y la armonía, siendo el último probablemente el menos intuitivo al oído pero también el que va a guiar nuestras emociones. Es muy fácil decir cuál es el tema de la canción que suena, o los instrumentos que la interpretan o incluso el ritmo que siguen; pero pocos son los que se fijan en la armonía.
Cuenta una antigua leyenda griega que iba Pitágoras paseando por el campo cuando escuchó unos gritos de una mujer que era perseguida por unos hombres enloquecidos. Cerca, había un hombre tocando una lira de la cual sacaba sonidos poco agraciados. Para ayudar a la joven, Pitágoras le pidió la lira al señor, y con ella tocó una música más agradable. Al poco tiempo, los hombres que perseguían a la chica marcharon tranquilos.
Como todos sabemos, la música tiene la capacidad de modificar el estado de ánimo de personas y animales. De hecho, numerosos estudios relacionan escuchar música ‘relajante’ con una mayor producción de dopamina en el cerebro o incluso una disminución de presión sanguínea. Bien, pues las bases de estos cambios se encuentran en la armonía utilizada.
Dentro de la armonía hay muchas reglas, pero lo más básico son estos dos tipos de acordes: el acorde de dominante, que es aquel que genera tensión en la música, y el acorde de tónica, que es el que aparece después, trayendo consigo relajación.
Acordes de Dominante (Sol) y Tónica (Do) en la tonalidad de Do Mayor |
Acorde de Dominante
Acorde de Tónica
Estos acordes no aparecen sólo en la música clásica (donde el ejemplo más evidente es el ‘chin-pun’ al final de todas las obras): si os fijáis en la música que escucháis normalmente os daréis cuenta de que está plagada de ellos. Esto es así porque, en el fondo, es ‘lo que nos pide el oído’, y aunque nos pase desapercibido, no nos sentiremos satisfechos con lo que escuchamos hasta que aparezca.
Es cierto que la música ha evolucionado mucho desde sus inicios, pero como véis, la composición es mucho más que subir al monte a inspirarnos con los rayos de Sol del primer atardecer de primavera. Es cierto que la melodía tiene que ser pegadiza, pero el truco reside en la armonía.
Para despedirnos os dejamos una pequeña obra en la que estoy trabajando llena de estos acordes, ¡a ver si encontráis alguno!
Sonata para Piano (Patricia Losana)
Fuentes:
- Pequeña historia de la música , de Fernando Argenta
- http://haciendomusica.com/
- Oliver Sacks “musicofilia”
- “El fin de la infancia”, de Arthur C. Clarke
- Sutoo, D. E., & Akiyama, K. (2004). Music improves dopaminergic neurotransmission: demonstration based on the effect of music on blood pressure regulation. Brain research, 1016(2), 255-262.
- Thoma MV, La Marca R, Brönnimann R, Finkel L, Ehlert U, Nater UM. The Effect of Music on the Human Stress Response. Newton RL, ed. PLoS ONE. 2013;8(8):e70156. doi:10.1371/journal.pone.0070156.
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